Rosendo
La boca abierta se aferra a la vida en cada respiración en un sencillo mecanismo de supervivencia. Sus ojos casi cerrados por el agotamiento, enseñan un lánguido color blanquecino,los labios secos, cuarteados por la enfermedad y la piel que se apega amante a un hueso carente de nada que lo proteja. Me acerco y beso ,triste, su frente sudorosa por la fiebre . Se humedecen mis ojos y la escena me produce un sutil escalofrío. La muerte esta próxima, por la habitación pasea sin atender rezos ni suplicas, ella espera con una rutinaria paciencia que el cansancio agote las fuerzas de la vida. Cojo su mano, la aprieto como intentando decirle aquello que ya no se puede decir con palabras y por mi mente se suceden escenas en blanco y negro de un pasado extinto, de luz en sus ojos y sonrisa burlona. Bebió y disfruto cuanto pudo y le dejaron. Era de esa condición, lo suyo era de todos, por eso nunca tuvo nada, solo paz y una irónica sonrisa. Vivió dando exiguo valor a cosas que los demás ...