Cicatrices.
Llena de agua un vaso y añade sal, lo remueve con el lápiz que usa para puntear los asientos contables de las facturas y enjuaga su boca con la bebida de Cristo en la cruz. Desde la muerte de su madre su relación con el mundo ha empeorado y apenas cruza con el unas palabras de aliento. Ayudado por medicamentos intenta salir del túnel por el que circula su vida, le basta con no sentir el miedo que le produce la oscuridad. Su mundo rutinario parece desgajarse en nuevos acontecimientos indeseables que le atosigan; y se esfuerza en rescatar la monotonía que le hace ser el mismo. Aprieta los labios y dirige con fuerza al agua salada de un lugar a otro de su boca cicatrizando sádicamente las heridas. Con gesto resignado un pensamiento se balancea al ritmo del agua en su mente “Siempre nos consigue atrapar la muerte”.