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Mostrando entradas de 2014

viaje sin retorno

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Nunca pensó que la vida pasara tan aprisa, cierra los ojos e intenta recordar pasajes de su infancia, lugares por donde corrió y vivió sin importarle el valor del tiempo que consumía , gastan do en sueños y deseos que con el paso de la vida, comprobaría que no había valido la pena tanto esfuerzo en conseguir. La voz enlatada de la megafonía, lo devuelve al presente, mira por la ventana y observa luces moviéndose en fila que rompen la oscuridad de una noche  ya moribunda. A pesar de hacer el viaje mil y una vez, cada d í a es diferente, las imágenes que se cuelan por la ventana del tren nunca son iguales, cambian en el tono oscuro de la noche, y en el sonido que producen las ruedas contra los raíles ; sorprendido, comprende que la vida fluye cambiante, caprichosa, que nace y muere en cada segundo, el movimiento de la vida se asemeja al del universo, un constante movimiento cíclico alrededor de un eje y esa idea cíclica de transitoriedad le incita a pensar en al...

El valor de las cosas

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Se mira al espejo y piensa para sí. “Por fin he enmendado aquel pequeño error de la naturaleza; después de cuarenta y cinco años y cuatro mil euros, puedo considerarme una mujer completa. Imagino mis paseos por la playa de una manera desafiante y las miradas lascivas de hombres y por qué no de mujeres que acarician mi cuerpo con sus retinas; se puede decir que hoy es el día más feliz de mi vida; atrás quedaron  rostros desilusionados mientras hacían el amor, y mi deseo de satisfacer con algo que pudiera contrarrestar aquello que no tenía; yo lo sé, realmente lo necesitaba, sin lugar a duda ha sido un gran trabajo que abonaré en pequeñas mensualidades de cien euros durante t res años.” El día amanece y ella empieza su jornada de trabajo, durante nueves largas horas, tendrá que atender a un sinfín de clientes, que no apreciaran en su justa medida el fruto de sus veinte años de trabajo.

Déjà vu

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Cuando la periodista le preguntó por su padre, ella apart ó la mirada de la cámara y durante un segundo intentó recuperar del pasado unos recuerdos que hac í a tiempo habían sido borrados.             —" mi padre era muy buena persona, salvo cuando llegaba borracho, que eran casi todas las noches" Toma aliento y con un pequeño suspiro reanuda la respuesta.             —" llegaba triste y abatido, apenas nos miraba y se iba a su cuarto a dormir, mi madre que lo conocía no le decía nada seguía con lo que estuviera haciendo de una manera resignada; pero cuando no estaba bebido era un ser maravilloso" y una forzada sonrisa inundó el plató, continu ó hablando de ella; en definitiva había ido aquel programa de televisión para buscar pareja y no debía de perder la oportunidad de mostrar lo mejor de si misma. Sesenta y tres años y se encontraba perdida en paseos matutinos c...

Amores que matan

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En un descuido un perro hambriento se comió el bocadillo que había dejado sobre la mesa del bar mientras me ataba los cordones de las zapatillas; no pude impedirlo dada la rapidez  del animal,  aunque al fin al cabo me alegré; solo el ver como movía el rabo cuando lo devoraba  merecía  la pena acostarme sin comer, y es que ya se sabe “no solo de pan vive el hombre”. Me costó pasar una noche  intentando suplir los retortijones con el recuerdo de un rabo moviéndose, entiéndase, un rabo de perro feliz y satisfecho. A la mañana siguiente, cuando salía de mi portal, volví a ver el perro sacando al dueño de paseo y apenas insinuó conocerme; ya se sabe “quien da pan a un perro ajeno pierde el pan y pierde el perro” y eso que nunca fui un hombre refranero pero aquello me vino “como anillo al dedo “. Aquél perro me tenia  fascinado, siempre tan atento con su dueño y obediente, hubiera sido un buen trabajador asalariado quizás en alguna vida anterior; ahor...

SUMISO

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El sonido que produce la goma de las ruedas de los coches contra el asfalto mojado le aportaba una cierta tranquilidad dentro de la tensió n del momento.                 ― Concrete con más detalle el punto 6.03.02 de su informe.                 ― ¿hasta qué nivel de detalle?                 ― Hasta el que seamos capaces de entender nosotros y un juez. ¿ Est á claro?                 ― es difícil entrar en la cabeza de un juez.                 ― para eso le pagamos. Juan se acarici ó con parsimonia el cabello de la sien y entornando los ojos, asintió con la cabeza, dando a entender que lo conseguiría. Mi...

Colores

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Las gotas de lluvia al caer forman ondas concén tricas en el charco; es un charco familiar, siempre que caen dos gotas hace acto de presencia para que podamos  meter nuestras botas de agua en é l y chapoteemos hasta mojarnos los calcetines. El griter í o  es ensordecedor, el colegio huele a carboncillo y goma, los uniformes azul celeste  se mueven velozmente por los pasillos, otros se ocultan tras los pupitres de madera. Cuando D.Juan entra en la clase, los ni ñ os bajamos la mirada y callamos, é l apenas tiene que carraspear para imponer disciplina. Ya desde peque ñ os hemos percibido al miedo que dobla esquinas y sorprende atrapando cualquier algarab í a que intenta en vano ser o í da. Al abrir los ojos me siento perdido, veo pasar luces fluorescentes y c ó mo la bolsa de suero se balancea sobre mi cabeza; quiero hablar y no puedo, intento mover los brazos y siento como est á n sujetos a la camilla que me transporta hacia un destino desconocido, empiezo  a r...

Deseos inconfesables

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Su vida necesitaba tener una apariencia común, ya no tenía edad para seguir soltero y menos en aquel pueblo, donde cualquier anomalía social, producía un sin fin de especulaciones, y en general ninguna positiva. A sus treinta y cinco años tenía una situación acomodada, era cartero y  repartía el correo por las casas, algo que le proporcionaba información de todo cuanto pudiera acontecer a sus vecinos, además de  ocupar sólo la mitad del día, dejando el resto para atender con devoción Mariana  y de una manera altruista, todo  lo concerniente a la iglesia. Ella era una mujer algunos años mayor que él y nunca había tenido pretendiente, al menos conocido, ni incluso en sus años mozos cuando la belleza es lujuriosa aliada de la juventud. Sus treinta y siete años pesaban como más de cuarenta sobre ella, se sentía sola, con la única misión en su monótona vida del de cuidar a sus padres. Por eso cuando el hizo la más mínima pretensión de amor se agarró a ella con ...