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Mostrando entradas de 2012

letras perdidas

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Hace fr í o; lo normal para un 29 de Diciembre. Sale al patio y carga unos cuantos palos de olivo; mientras la noche atrapada por el tiempo, difumina a un tono m á s claro su azul oscuro. Apila los palos en la chimenea, y echa c á scaras de almendra y cart ó n; enciende la cerilla y aproxima la llama  prendiendo de una manera inmediata; un fuego deseado .Sus ojos se quedan fijos en el movimiento r í tmico de la llama; que lo hipnotiza y le trae pensamientos en blanco. Enciende el ordenador mientras se arropa con la ropa de la mesa camilla. La luz de la pantalla ilumina su cara, y el cursor parpadea llamando su atenci ó n. El silencio casi es absoluto, s ó lo interrumpido por el crujir de la le ñ a en su paso a ceniza y los ruidos en la calle de la gente que va a trabajar al campo. ¿ Qu é puedo escribir sino es sobre el amor?, piensa. Todos los libros tratan sobre el amor o sus variantes; el amor entre personas, a cosas, pa í ses, ideas. El fuego de la chimenea caldea tod...

Rezos

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En el silencio de la habitación, un zumbido de plegaria intenta conectar con un oyente desconocido y distante. Aprieta las manos entrecruzando los dedos, cierra los ojos con fuerza, impulsando los inaudibles sonidos que parecen vibrar de sus labios. Las palabras salen veloces por las rendijas de la ventana elevándose hacia el cielo, atraviesan nubes, pasan cerca de la triste y sola luna hacia un camino desconocido. Franquean materia negra, satélites huérfanos, pero nadie escucha. Se dejan guiar por destellos de estrellas; el camino es largo pero todavía tienen esperanzas de ser escuchadas, así un planeta tras otro, un sol, mil lunas, millones de estrellas y nadie escucha. Un año, o un siglo, el tiempo como unidad ha perdido su naturaleza, no existe el tiempo y las palabras cansadas no encuentran el descanso en los oídos a las que fueron enviadas en su infinito viaje, toman forma de polvo de estrella y se hacen visibles; chocan con otra materia de antiguas palabras de seres ya ext...

Miedo

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Cuando lo conocí ,apenas lograba dar unos pasos sin caerme .Desde entonces decidió acompañarme toda mi vida. Un compañero de viaje un tanto incómodo, aunque en algunas ocasiones me librara de algún problema. A pesar de tanto tiempo juntos, nunca fuimos amigos, nuestros enfrentamientos continuos nos hacía sacar lo peor de cada uno y eso desgasta cualquier atisbo de cariño mutuo. Quizás por eso nunca tuvimos oportunidad de conocernos profundamente. Una noche en sueños no pude gritar, lo intentaba pero era inútil, me asfixiaba en un terrorífico silencio y desperté en un sudor frío, entonces supe que incluso en sueños me acompaña furtivamente y me sentí desolado. Me pregunto como romper con aquel ingrato acompañante que me seduce con dulces palabras susurradas al oído , que recorren mis venas alcanzando el alma, difícil dominarlo. Y él, paciente,  te arropa con su brazo, dejando que tu cuerpo se encorve servilmente al peso de su poder. Le quiero poner identidad y veo mi cara ref...

Maltrato

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Lo peor es la incertidumbre; el dolor ya es soportable. Pero no estar segura nunca cuando va a decidir desahogarse con lo poco que queda de m í , es algo que ni el esp í ritu de supervivencia logra mitigar. É l no era as í , el amor es algo que pudimos palpar  con nuestros dedos y se enredaba en nuestras s á banas. El primer grito apenas me rozó, pens é que no iba conmigo, que era algo inocuo, fortuito; y al primero le sigui ó el segundo, y el tercero, as í hasta perder mi decencia en un silencioso miedo. El mundo me hab í a dado la espalda, nadie o í a, nadie ve í a, y s ó lo el maquillaje logra enga ñ arme ante aquel espejo testigo mudo de la p é rdida de mi dignidad. Pensaba que las cosas volver í an a ser como antes, s ó lo ten í a que aguantar un poco m á s, un d í a m á s, un mes m á s, la v í ctima al final vencer í a. S ó lo fue miedo. Las luces rojas, azules y amarillas rasgan la oscuridad de la noche, los gritos desconsolados se comen el silencio y sient...

De ahora en adelante

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Por la mente de John suced í an cientos de simulaciones ante aquel reto que se le presentaba, no llegando a convencerlo ninguna con  un é xito claro, pensaba en la incertidumbre de golpearse que le produc í a pasar por una de esas puertas de cristal que se abren al detectar una presencia, y eso le produc í a a ú n m á s inseguridad ante aquello que deb í a hacer, en definitiva era solo una entrevista de trabajo, le repet í a una y otra vez una voz animosa y desconocida que emit í a desde lo m á s profundo de su est ó mago . Cree que el destino lo alistó en ese grupo  de personas que nunca realizan sus sue ñ os, esos sue ñ os que son recogidos por personas que los consumen sin percatarse del valor que tienen. Lleg ó hasta una enorme puerta de cristal, con letras en relieve sobre el dintel y la puerta de cristal se  abrió y el sonri ó , como s ó lo lo saben hacer los sorprendidos. Una atractiva chica lo atendi ó acompa ñá ndole hasta el despacho en dond...

Cicatrices.

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Llena de agua un vaso y añade sal, lo remueve con el lápiz que usa para puntear los asientos contables de las facturas y   enjuaga su boca con   la bebida de Cristo en la cruz.  Desde la muerte de su madre su relación con el mundo ha empeorado y apenas cruza con el unas palabras de aliento. Ayudado por medicamentos intenta salir del túnel por el que circula su vida, le basta con no sentir el miedo que le produce la oscuridad. Su mundo rutinario parece desgajarse en nuevos acontecimientos indeseables que le atosigan; y se esfuerza en rescatar la monotonía que le hace ser el mismo. Aprieta los labios y dirige con fuerza al agua salada de un lugar a otro de su boca cicatrizando sádicamente las heridas. Con gesto resignado un pensamiento se balancea al ritmo del agua en su mente “Siempre nos consigue atrapar la muerte”.

La sobriedad del color.

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Rosendo se bebe el sueldo; Isabel apenas mantiene la familia con la escasa  pensión de su madre. Él llega, se acuesta  borracho, ella duerme en otra habitación. Los hijos se aíslan en mundos virtuales por donde transitan frustraciones a velocidad de la luz. Rutinario sufrimiento que se hace costumbre y en donde lo normal es silencio. No existen preguntas que hacer, ni respuestas que interesen oír; el olor de la desgracia se esparce en los rincones de la casa. Nadie percibe la tragedia, cuando el dedo del frio se apodera de la ebria monotonía, dejando rígido su cuerpo. No pueden  donar su hígado; pintan de color las habitaciones y ella compra un coche.

Rosendo

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La boca abierta se aferra a la vida en cada respiración en un sencillo mecanismo de supervivencia. Sus ojos casi cerrados por el agotamiento, enseñan un lánguido color blanquecino,los labios secos, cuarteados por la enfermedad y la piel que se apega amante a un hueso carente de nada que lo proteja. Me acerco y beso ,triste, su frente sudorosa por la fiebre . Se humedecen mis ojos y la escena me produce un sutil escalofrío. La muerte esta próxima, por la habitación pasea sin atender rezos ni suplicas, ella espera con una rutinaria paciencia que el cansancio agote las fuerzas de la vida. Cojo su mano, la aprieto como intentando decirle aquello que ya no se puede decir con palabras y por mi mente se suceden escenas en blanco y negro de un pasado extinto, de luz en sus ojos y sonrisa burlona. Bebió y disfruto cuanto pudo y le dejaron. Era de esa condición, lo suyo era de todos, por eso nunca tuvo nada, solo paz y una irónica sonrisa. Vivió  dando exiguo valor a cosas que los demás ...

Amaneceres

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Amanece, un rítmico golpeo de  traviesas  hipnotiza y  nace  un nuevo día. He entendido tu mensaje, cada segundo de nuestra vida es distinto a los vividos, incluso a miles de millones de segundos humanos, perdidos en el espacio-tiempo;  nuestro tiempo es único; como tú lo eres para mí. Juntos, vivimos amaneceres de colores y un mundo íntimo, en el que habitan todas las auroras que hemos compartido, sirviendo de nanas y bellos cuentos a nuestros hijos. Con la monotonía del sonido soñé  con corceles negros que corren por campos abiertos y lluvia en la cara, y olvidé  tu aroma al amanecer. Difícil perdón si la luz que deslumbra la noche me hizo creer un nuevo día sin ti. Vidas de deuda me acompañaran en el cíclico devenir de mi existencia. No entiendo un universo sin tu amor, si soy como soy, es a ti a quien lo debo, juntos nos hemos moldeado y de tu amor me nutro y vivo. La luz muestra un sendero, en el que tus pies son mis pies y mis man...

Carta abierta

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Estimado Sr Presidente.  Me es duro comunicar, el cese inmediato en sus funciones, hubiésemos querido continuar, con su encomiable labor, pero el sentido común se niega a ello, y como accionista mayoritario en nuestra Compañía, su decisión ha prevalecido a la del resto de socios. A pesar de su extraordinaria visión de gran estadista y hombre de Estado, la Compañía decide apostar por el potencial humano que la integra, identificando la causa del problema e implementado una solución sólida y constructiva al desbarajuste causado por su equipo y por usted mismo. Como primeras medidas, dedicaremos cinco minutos a  contemplar amanecer, y sentir el sol sobre la piel. Amaremos nuestro trabajo como a nosotros mismos e intentaremos mimarlo y cuidarlo ya que de él depende mucha más gente. No gastaremos inultamente nuestro tiempo escuchando vendedores de humo contaminado. Y cuidaremos de esta nuestra casa llamada Tierra. Así pues, como verá, su inestimable trabajo y el de su equipo co...

Venus

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Sus treinta y siete años reflejan en el espejo una  sonrisa. A pesar de las arrugas que aparecen en su rostro, merece la pena vivir. Hoy es un día especial, para cualquier mujer; también para ella. Miles de situaciones y recuerdos se escapan por el desagüe del lavabo. Se vuelve a mirar, humedece  sus labios con la lengua, y el lápiz de ojos dibuja colores sobre su piel. Al fondo, la voz de Eli se expande nerviosa y distante. El vestido blanco la hace un poco gordita, pero se ha jurado perder esos kilos de más, cuando vengan del viaje de bodas. Pierde la mirada en el vacío y recuerda el momento en que les dijo a sus padres el amor que sentía y la angustia que les produjo ;todavía era capaz de sentir el nudo en la garganta que apenas le dejó respirar y al que ella ató corto impidiendo que brotasen como lágrimas. Fue el primer paso hacia lo que realmente deseaba, aunque le desgarrara por dentro el llanto de sus padres. Los sonidos del claxon le acelera el corazón, se reto...

horizonte rojo

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Deja caer su brazo por el faldón de la bañera, la sensación del agua templada le relaja y débilmente su vida se proyecta sobre el fondo blanco de sus sueños, el agua se tiñe de rojo y los párpados se les cierra al ritmo del Moon light de Beethoven. ¿Cuánto vale la vida de un hombre, sin esperanzas? Se pregunta una y otra vez en un triste mantra, acompañado por imágenes que forman recuerdos inventados por una mente moribunda. Su vida no vale nada, nadie daría un céntimo por ella, solo le queda perderla con una muerte apacible e indolora. Alguien abre la puerta y le llama con un angustioso grito. Pero él no contesta, apenas siente la vida y un oscuro silencio va atrapando su alma. Golpean la puerta del baño, el monologo de gritos se convierten en una angustia desesperada y sorda. La puerta se abre bruscamente y la escena sobrecoge al  joven espectador que llora, e intenta en vano atrapar una vida que se diluye en el agua. - ! Padre!....Padre, ¿ Que has hecho? ! Dios! El l...

Una pequeña historia de los 60

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Recuerdo el efecto del líquido helado sobre mi piel, cada vez que me movía en la cama, y como me arropaba con fuerza, intentado dormir, para olvidar otra batalla perdida y sus consecuencias. Una guerra que gané  cuando cumplí los diez años, y que tuve que resistir otros tres años más, hasta el décimo cumpleaños de mi hermano. Lo peor no era la tiritona en invierno, ni las sábanas húmedas, ni incluso aquellos calzoncillos enormes y blancos empapados en orín, sino la vergüenza de cada madrugada al despertarme muerto de frio, y algún que otro correazo en las nalgas, que como terapia de choque administraba de forma vehemente mi padre. Cuando mi hermano y yo dejamos de mearnos en la cama y con la marcha de mi primo, pudimos tener una cama cada uno, fue algo verdaderamente maravilloso para nosotros, eso sí, nunca dejamos de compartir habitación, y con ella, los mismos miedos, las misma pistolas,  los mismos libros y aquellos refrescantes recuerdos. Mi barrio estaba situado...

LA FINAL

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Como cada mañana, espera el autobús que le lleva al instituto, viste un jersey azul y un vaquero, sostiene en su mano una carpeta tuneada con una pegatina verde y blanca, que apoya en su costado y en el interior de la carpeta,  libros , un block de anillas y los colores negro y rojo de la bandera anarquista. Al subir, se coloca al fondo del autobús; y es que a pesar de  los cuarenta y cinco minutos de recorrido, prefiere estar de pie que ir sentado y verse en la obligación de ceder el asiento, como manda la educación recibida y tener entonces que aguantar los empujones de un abarrotado autobús donde suben y bajan ciento de historias con un destino efímero. Las nueve menos diez; los lunes alargan el tiempo del viaje, y tiene diez minutos para adaptarse a un mundo de folios, adolescencia, e ideales. Después de las dos primeras clases, la megafonía  pregona el recreo, produciendo la misma respuesta incondicional que al perro de Pávlov, entre jóvenes llenos de acné y futuro. ...

LA TRINCHERA

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Cientos de hombres huelen a fatiga, dolor y hambre en esta embarrada trinchera olvidada. Me aterra tener que morir, pero sigo aquí, esperando la orden de atacar, impasible, sin tener a quién o que rezar; sin recuerdos de mi niñez, sin rostros familiares que me reconforten en este momento de horror; solo me queda este pedazo de carboncillo y este trozo de papel para dejar testigo de algo que nunca debe ocurrir. Mi fusil me ha acompañando durante estos últimos nueve meses y cuido esta carga que acepté con la libertad de quién elige un triste destino. No sé si habré matado a alguien, solo disparo a un horizonte vociferante que se mueve en actitud hostil hacia mí; supongo que las balas que me buscan, son disparadas por hombres tan perdidos como yo. Apenas me queda papel así que cerraré los ojos y pensaré en la nada. Veo la muerte con las botas llenas de barro cargando cuerpos sin vida, como  mira y sonríe. Vuelven a caer proyectiles que silban fragmentando el aire; miro a ambos lados ...

2 microrrelatos

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Un lugar en el asfalto. Su aspecto desaliñado y sucio no desmerecía su autoridad, o tal vez fuera la firmeza de sus gestos y ademanes la causante de ello. Su piel ennegrecida por el sol y la ausencia de jabón, su adictiva delgadez, y el tatuaje que se atisbaba como nacía desde la muñeca hasta ocultarse por la manga de la roída camisa infundía, sin lugar a dudas, algo parecido al miedo. Su reino, de apenas 40 metros de calle, lo administraba con justicia haciendo cumplir la ley como sheriff del oeste americano con solo un rápido movimiento de brazos acompañado de algún silbido de atención, y al final, el tributo exigido por ocupar un lugar en su mundo y por el poder que le confiere su gorrilla. Lo único importante. La uña del dedo meñique estaba cubierta por una fina capa de nicotina, dándole un color marrón oscuro laboriosamente trabajado, la faz surcada por cientos de arrugas, los ojos diminutos, su calva cubierta por la gorra se recluía del sol y el cuerpo simulaba ser perchero...